MEMORIAS DE LOTA 2019

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MEMORIAS DE LOTA 2019

La Caleta en Lota, ha estado desde hace 23 años (1997-2000). Diversos procesos han sido realizados en las poblaciones y una de ellas es este proceso que a continuación se relata y que es parte de un trabajo desarrollado para visibilizar las MEMORIAS de 4 poblaciones.

Historias colectivas de las poblaciones: El Morro, El Fuerte, Gabriela Mistral y Monte Los Olivos.

Durante abril y mayo del 2019, generamos encuentros públicos y abiertos por las poblaciones mediante Mateadas Culturales donde se reunieron vecinas y vecinos a intercambiar relatos y memorias en torno a su relación como comunidad, su historia, su barrio y su gente.

A partir de dicha recopilación de relatos, transcribimos y aunamos los textos narrativos a modo de cuentos, los cuales fueron entregados nuevamente a vecinos y vecinas durante el Encuentro Cultural Intergeneracional en junio 2019, mediante pergaminos impresos en gran formato, con el objetivo de hacer pública y accesible la memoria colectiva a todas y todos.

Desde los relatos de los propios vecinos y vecinas se demuestra que Lota es mucho más que la historia industrial del carbón, sino más bien una diversidad de relatos que se cruzan y se diversifican en la multiplicidad de formas; entre la anécdota y la historia oficial, el imaginario y la experiencia, el paisaje natural y cultural desde el mar al cerro, una transformación constante, en diversos fragmentos abiertos y vueltos a reunirse.

Leyendo las memorias de las poblaciones reunidas, destaca un reconocimiento a la solidaridad, resistencia y organización colectiva como comunidad. Desafío será, entre todas y todos, reactivar aquellas prácticas comunitarias en el presente, para que no queden en la nostalgia del pasado, sino más bien en un disfrute colectivo, mediante una transmisión de experiencias desde el conocimiento popular, tal cual los niños y niñas, nos dicen: SOMOS FUTURO HOY.

Creadores y relatores: Vecinos y vecinas de las poblaciones de El Morro, El Fuerte, Gabriela Mistral y Monte Los Olivos.

Facilitadores y editores: Cassandra Arellano, Zunilda Moraga, Eduardo Cruces.

 

  1. Población EL MORRO

Desde El Morro, nuestros recuerdos están muy relacionados con el mar, el chiflón y el carbón.

Tenemos historias de la población que se relaciona con los maremotos, por ejemplo, algunas vecinas nos comentan: “Cuando salía el mar teníamos que ir a la escuela de Pueblo Hundido y nos íbamos por la línea y cruzábamos el túnel. Había casas cerca del mar, pero un año, se salió el mar y la gente se fue a fundar la población con el mismo nombre de ese día: 9 de agosto. El terremoto del 60 se llevó las casas de la orilla y así empezaron hacer las casas en los cerros. 1965: salida del mar se llevó la Escuela 47 y la trasladaron. Para el último terremoto 2010 la gente se desunió. A cada terremoto hay un recambio de gente y la población se modifica”

Sobre cómo era antes: Recordamos cuando pasaba el convoy con carbón y los famosos perreros botaban carbón. Recordamos que frente del Chiflón del Diablo llegaba un camión a botar charlata (cascarola) y servía para forrar la casa y hacer el fuego. Venía un circo en la cancha del chiflón: “El circo de los pobres”. Recordamos cuando se inició el mejoramiento de barrios en nuestro sector, la iluminación de calle y alumbrado público. Se iba en grupo a la “zarza”. Se unían en la esquina, ahora hay pura tristeza. Antes éramos positivos, hablábamos y éramos unidos. Recordamos cuando la Junta de Vecinos junto con los pobladores logró la instalación del alcantarillado para toda la población. La apertura de los pirquenes en la población les dio trabajo a los pobladores, sin embargo, se tuvieron que cerrar por la contaminación y destrucción de las viviendas. Se luchó por las calles para cementarlas.

El Morro antes era una caleta muy pequeña, y luego instalaron casas solo para los trabajadores de la mina, que eran para los contratados de Enacar. A los trabajadores les daban carbón molido y a los jefes el carbón en grano. Antes, las piedras detenían el mar y eran distintas porque traían carbón. Había casas hechas con las mismas piedras y cascarolas y “canutillos” que eran postes gruesos para la mina. Recordamos que los vecinos trabajaban sacando carbón con bote, vecinos que criaban ovejas, los niños se acercaban a mirarlas.

Sobre el Morro y su gente: Recordamos la celebración de la Cruz de mayo, nos juntábamos todos y salíamos a cantar, luego hacíamos comida para todos. Celebrabamos la navidad con los pobladores, se realizaban veladas y un vecino proyectaba películas y entregaba dulces a los niños. Durante las fiestas patrias se juntaban los pobladores a realizar juegos típicos: el trompo, los tarros, las bolitas, etc. Recordamos cuando se realizaban competencias de cuecas al aire libre, las competencias de carrera en bote. Extrañamos la “fiesta de la candelaria” y la “fiesta de la challa”. También, el club deportivo “Libertad” hacía una fiesta para el aniversario, para el año nuevo y el 18 de septiembre, abierta a toda la población.

También había mujeres que jugaban a la pelota contra las del Blanco. Jugábamos a la escondida, íbamos a escondernos detrás del chiflón y nos asustábamos, alguien decía “viene el diablo” y salíamos corriendo. A la penitencia nos mandaban a golpear puertas, a gritar “me caso con la marta y el juan no me la quita”, “al chebé chebé chebé” hoy llamado “a la botellita”. Jugábamos a los juegos de niños de ese tiempo, tirándonos del cerro con una tabla con vela. Ahora el mar lo ocupan para surfear y es muy lindo.

Recordamos algunas vecinas y vecinos: Señora Berta una mujer muy esforzada y buena persona. Señora Celinda una señora solidaria que no peleaba, humanitaria, son personas que recordamos. Y un vecino David Maltes Alegría, que vino de Valparaíso en los 90 y vivía en una cueva donde puso una puerta para vivir allí como su casa.

La playa era muy hermosa, hasta que se contaminó, no se puede comer los mariscos, ni disfrutar del rico mar. Antes estaba la playa limpia, ahora la gente contamina. Antes no estaba el basurero del chiflón y es peor ahora. El chiflón del diablo contaminó el mar. Antes había una escuela, pasaba el tren. El Morro cambió con casas nuevas para los pobladores, y a la vez no hay espacio para que los niños se puedan recrear. Antes no había alcantarillado, los caminos no estaban pavimentados ni había luz pública, la gente se alumbraba con velas y hoy en día hay luz en todas las casas. Antes las casas eran más pequeñas y los patios más grandes, se sembraba porotos, papas, ají y tomate. Se compraba pescado del bote. Antes había flores llamadas “hortensias” por la población que eran super lindas.

  1. Población EL FUERTE

Les queremos contar nuestra historia en 3 partes: El Fuerte y su historia, el Fuerte y su gente, el Fuerte y su barrio.

El Fuerte y su Historia: Tenemos diversos recuerdos, y como en otros sectores, un suceso muy importante fue el terremoto 2010, donde una vecina nos comenta: “Para el terremoto hubo unión entre pobladores como vecinos y familia, yo tenía 5 kilos de harina y Dios lo multiplicó” otra vecina nos cuenta: “Para el terremoto, sucedió el saqueo y hubo una olla común” y otra vecina nos cuenta una anécdota “Yo para el  terremoto dormí bajo un árbol”.

Sin embargo, la historia en el Fuerte parte muchos años antes. El Fuerte fue donde pelearon los mapuche con los españoles, hubo una guerra muy grande donde hubo mucha muerte. Nosotros pensamos que el Cementerio Mapuche era un mito, pero es verdad. Ahora no se puede construir casas sobre ese terreno, donde descansan nuestros ancestros, felices de llevar sangre mapuche… Otra lucha que viene de mucho tiempo, es por el urbanismo de nuestra población.

El Fuerte y su gente: Antes se jugaba más entre los niños, niñas y adultos, por ejemplo, a la “challa” donde nos tirábamos agua y “la cruz de mayo”. Algunos juegos que recordamos: A la casineta hecha con envases de pasta de zapato, juego del patín, juego de los tarros para intentar botarlos con pelotas de pantimedias, salto al cordel, a las bolitas, trompo y ula-ula, juego de volantín, al diábolo, palo encebado, la cuerda. Aunque a veces, ahora las familias se reúnen a jugar a los naipes o al bingo. También los cumpleaños se celebran en familia y amigos más cercanos, para año nuevo cenamos y nos damos el abrazo a la medianoche y luego fuegos artificiales. Hacíamos campeonatos de futbol. Se celebraba la navidad con bolsas de golosinas y las fiestas patrias con ramadas.

Antes se iba a pescar botes con remo y ahora hay lanchas con motores. Todos los años se sacaba a San Pedro y llegábamos a la playa y hacíamos un compartir con todos los pescadores. El llamado “Chabita” a veces salía a cantar. Antes, se iba a mariscar directamente, ahora no se ven recursos en el mar, ni mariscos ni algas como era la luga.

El Fuerte y su barrio: Había mucho bosque de pino y aromo, no había casas alrededor de la cancha. Empieza a poblarse de a poco con pescadores. Para el terremoto del 60´ las familias de “La Ballenita” se vienen a vivir acá. Había una pequeña cancha para jugar. Antes era un barrio más pobre, casas pequeñas, pilones de agua. Antes no teníamos casas “modernas”, se lavaba en bateas, las casas eran de teja y piso de tierra. Ahora hay casas mejores y más flores. Si bien, se ha cementado en algunas partes, hay alcantarillado y agua potable, igual han muerto mucha gente esperando alcantarillado y otros avances.

Había muchas vertientes que surgían a través del suelo, se usaban para lavar y bañarse, donde las personas se abastecían de agua también para cocinar. Las mamás lavaban con escobilla. Antes para iluminarse se usaba chonchones, lámparas a parafina, radios a pilas y televisores a baterías, antes no había baños y se usaban pozos.

Los túneles igual son característicos por aquí. Cuando iban a la Escuela en Colcura al rio negro, caminaban por los túneles a “patita pelá” y cuando llegaban a la escuela se hacía fuego en un tambor.

Nuestra relación con el mar es súper importante, de hecho, para terminar, les queríamos contar una historia, un vecino nos contó que su abuelo fue a pescar y vio al Caleuche, que es un barco que vuela sobre las aguas ¡qué miedo!

 

  1. Población GABRIELA MISTRAL

¿Sabían ustedes qué en un comienzo La Gabriela era solo un cerro de pino, eucalipto y aromos? Antiguamente había muchos árboles que limpiaban el aire, ahora hay más casas. El cerro fue transformado por los mismos vecinos y apoyados por el municipio se fue transformando poco a poco hasta hoy.

De hecho, sobre nuestro nombre, no estamos muy seguros si se llamaba San Alonso-León o Leoncio Medel, pero luego se llamó 11 septiembre y ahora Gabriela Mistral.

Nuestra población parte más o menos a fines de los años 60’. Antes, eran pequeñas casas de madera, en calles de tierra con color rojizo y no había alcantarillado, ahora son casas más grandes de material y calles cementadas. Antes las casas eran de madera en bruto o incluso algunas de varas, para que sepan cómo vivíamos antes, por ejemplo, algunas vecinas nos cuentan: “Mi casa era de cartón y cachureos y era de forma de ruca, piso de tierra y mi cocina era un latón” “Mi casa era una media agua para mis cuatro hijos, luego agregamos mas piezas” “Nos alumbrábamos con parafina, mi baño era un latón y pozo negro y lavaba con hojas de aromo” “Recuerdo el sacrificio que me costó levantarme con mis hijos”. Siguiendo como eran las casas, la población se formó con mediaguas de dos piezas: 2 metros x 6 metros aprox. alrededor de 50 casas, casi todas venían por el incendio del Arrejón. Las calles de barro como le contábamos, se tenía que usar escoria de carbón para apretar la tierra. La pavimentación comenzó a mediados del 90’, ahora, llegan hasta taxis de línea 3 y línea 5, con la pavimentación también comenzaron a sacar la basura regularmente, antes pasaban incluso carretas o todo era a pie.

Sobre el agua, se tenía que ir a buscar colectivamente a los pilones (parecido a los grifos), se hacían filas de baldes todo el año, para hacer un orden se dejaba un “nombre-seña” en un tarrito. Incluso antiguamente había vertientes que se ocupaban para lavar. Antes se criaban animales, ahora aumentaron los perros. También, antes había hasta 20 hornos aproximadamente, pero el terremoto del 2010 los dejo abajo, si bien se requería tiempo y además de ser sacrificado, era súper comunitario dejando un pan para la dueña del horno cuando se usaba.

En nuestra población, también encontramos algunos oficios: Había 2 zapateros desde el inicio de la población, don Arturo y don Ramón, quien continua. Don Segundo todavía arregla serruchos, también varios vecinos vendían helados.

Una anécdota para que vean cómo va la tecnología: La televisión era toda una novedad, por ejemplo, una de los primeros televisores que tuvo un vecino, ellos dejaban la cortina abierta para que los vecinos pudieran ver TV al pasar.

Sobre cómo vivíamos antes entre nosotros, una vecina por ejemplo nos dice que “Lo que más me gustó de mi niñez era la armonía de mi familia y jugar con mis amigas al cordel”. Entre todos recordamos jugar a saltar la cuerda, jugar con un panty, otros juegos eran el trompo, las bolitas, la carreta de torno, la tiñita, los tarros, la escondida, la pelota, al bate, al caballito de bronce. Además, teníamos celebraciones como de candidatas a reina por pasaje, también celebración del club, cuando comenzó La Caleta también fue bueno y los niños se alegraban. Celebrábamos el Aniversario de la población, fiestas primaverales. La población participaba de la fiesta Luis Emilio Recabarren, Daniel, “el Nein”, cantaba con una guitarra por el barrio. Para año nuevo, salíamos a la calle a dar el abrazo y se visitaban por las casas los vecinos. Una anécdota del pololeo: “antes había un árbol largo donde los pololos se iban a pololear hasta que la vecina les tiraba agua”

Algunas de las cosas antiguas aún quedan, como: Cuando fallece un vecino o para un incendio, se pide cooperación en una “erogación” para ayuda. Antes, incluso entre los vecinos nos pedíamos alimento para cocinar. No había calle ni agua, ahora estamos un poco mejor, pero igual somos mucha gente desconforme por el problema de la droga en la población.

Hoy también queremos recordar a nuestros vecinos más antiguos: Familia Medina, Familia Bravo, Familia Sepúlveda-Solis, Flores, Benitez, Vazquez, San Martin. Muchos de ellos formaron un comité de ancianos que sacaron adelante nuestra población que tanto sacrificio nos ha costado surgir.

4.- Población MONTE LOS OLIVOS

Les queremos compartir las memorias de nuestra población Monte los Olivos, uno de los sectores más nuevos en comparación a los otros aquí en Lota.

Este sector antes estaba llena de matorrales, árboles y pastizales, con pirquenes, y se usaba para motocross, estaba llena de carbón donde se echaban sus desperdicios, pero luego se empezó a limpiar y a construir los hogares entre todos los pobladores.

Cuando se fundó la población hacíamos olla común y se pagaba 300 pesos por familia y todos comían un menú de la semana. Se formó una directiva de la población y nos organizamos. Acá era pura tierra, los autos quedaban empantanados y mandaron hacer las huellas donde ahora pasan los autos, los niños nos motivaron para hacerlo.

Las casas no tenías luz, agua ni baños. Había ducha y un baño comunitario para toda la población, hacían filas para poder ocuparlo, era hecho de un latón gigante y en la noche se botaba. Antiguamente, las casas eran media aguas y no tenían ventanas de vidrio. Acá en la entrada de la poblaciónn había un poste que se derrumbaba siempre cuando llovía. Cuando llegamos como era puro cerro tuvimos que emparejar para construir. Por ejemplo, una vecina nos cuenta: “Como había puro barro, mi papá ponía bolsas en los pies para no ensuciar e ir a la escuela.”

Muchas historias personales cruzan como nuestros vecinos llegaron a nuestra población: por ejemplo “Yo llegué a esta población por mis papás que les dieron un pedazo de terreno y fabricaron una casa y ahora tengo una pequeña familia”. Otro dice “Llegué a vivir y trabajar atendiendo un negocio”. “Yo llegué a esta población por los estudios, porque donde vivía en Isla Santa María había hasta la educación básica”. Otros vecinos nos dicen: “Llegué a la población por una amiga que me dijo que había un terreno para yo hacer una casa” “Yo llegué a la población a los seis años, mis papás me contaron que fueron unos de los primeros que llegaron ya que venían de la toma del cementerio” “Yo recuerdo que cuando llegué a la población estaba la Caleta participando con los niños”. Otra vecina nos dice: “Antes vivía en Villa Las Estrellas, se nos quemó y compramos casa en Monte Los Olivos”. En definitiva, muchos llegamos a la población por no tener casa, pero luchando por tener un terreno para poder estar con nuestra familia.

También hay historias sobre la vida de vecinos: “El Nancho, él es ebrio se viene todos los días y descansa en la banca y los chiquillos le ayudan y lo llevan para su casa.”

Hay también anécdotas: Un vecino recuerda cuando se cayó un caballo en la línea del tren y quedo atrapado y llegó hasta la tele. Para el terremoto se abrió un pirquen dentro de una casa y se llenó de agua.

Sobre nuestras formas de vida comunitaria: En los juegos atrás de la sede nos colgábamos de un cordel y nos balanceábamos. También jugábamos al caballito de bronce, a los tarros, a las escondidas, a la cuerda. Para navidad, llegaban camiones de regalos para los niños. Celebrábamos el aniversario con candidatas a reina, los niños bailaban. Jugando a la challa e ir a mojar a las trabajadoras de la sede con balde. Para la Cruz de Mayo nos reuníamos todos los amigos de la población a una cierta hora y salíamos por las casas y almacenes cantando y pidiendo mercadería y monedas.

También tenemos nuestras historias con el terremoto 2010. A pesar de ser toma, para el terremoto no hubo tanto daño estructural. Éramos los únicos con luz y todos venían a cargar sus linternas, teléfonos y radios. Para el terremoto 2010 fue una experiencia muy bonita, hacíamos ollas comunes y compartíamos. Fuimos los primeros en tener luz en todo Lota. Moisés, vecino de la población, fue quien dio la luz. Pero, lo más triste fue que murió una vecina junto a su bebé, la aplastó una pared y ella murió con su hija en sus brazos.

Anhelamos que haya una sede más grande de junta de vecinos en mi población. La relación entre los vecinos ha cambiado bastante. Antes la población era más unida, todos juntos y amistad. También antes La Caleta era más unida porque había más niños en la población, junto a la municipalidad gestionaron la construcción de “huellas” para que pasaran los autos, disminuyendo el barro. La Caleta construyó una plazoleta para los niños de la población, pero los mismos adultos se encargaron de destruirla, dejando vehículos estacionados. Lo mejor de todo, con La Caleta, son los niños que pasaron y que ahora son jóvenes y muchos son padres, muy respetuosos.

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